lunes, 12 de diciembre de 2011

Casacion.Interpretacion.Fabra.

  Por regla general, es decir, casi siempre, muestro mi mayor repulsa hacia el sistema judicial que nos rodea; y no solo porque sea caduco,trasnochado o adolezca de amplitud de miras,sino que tambien,por cobardia.  Pocas veces la excepcionalidad de la valentía inunda sus sentencias y,las mas de las veces, estas se pliegan ante el poder.  Y no siempre poder se debe traducir en político,sino que se trastoca por otras ramas del mismo.  Así,es frecuente que favorezca descaradamente a las grandes corporaciones,a la banca o a grandes fortunas ferreamente ancladas en el tejido social.
   Tampoco logro desprenderme de esta colérica e iracunda rabia cuando leo las correcciones que un Tribunal Superior hace de otro al resolver autos en apelacion o casación.  Pero suele ser sobre todo en los de casación donde ya la babeante sed de justicia inunda mis labios.  Que el Tribunal Superior nos diga,le diga, a una Audiencia Provincial que a aplicado MAL la Ley es como para roer las piedras o hecharse a llorar...supongo que de impotencia o de mala leche.
   Amparándose en esto que suelen llamar interpretacion se escudan estos inutiles jueces para justificar unas sentencias que,casi siempre,benefician a aquellos que ostentan cierto poder ya arriba señalado.  Uno de estos casos lo encontramos en la Audiencia Provincial de Castellón y el caso Fabra.
Los recursos de casación son extraordinarios y no se admiten por cuestiones formales, sino por incumplimiento de la ley o de la doctrina del Supremo. La revocación, según fuentes jurídicas, implica que la Audiencia de Castellón "ha aplicado mal" la ley. Esto lo leemos en El Pais a raíz del llamado caso Fabra; pero tanto da si da lo mismo.  Los jueces de la Audiencia habrán dormido tan tranquilos porque sus conciencias deben ir parejas a su cara y esta a su ancha espalda.  Ahí seguirán.  Supongo que en privado estarán hechando pestes de su incomprensión,de lo mal que hacen otros o de lo mal que lo hace el Gobierno. En esto de repartir mierda suelen ser los jueces unos verdaderos maestros.  Lo de repartir justicia queda para la historia que suele ser mas justa.
   

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