Mi Querido Arsenio.

    Pocas veces una organización de cierto prestigio es capaz de albergar a personajes tan funestos.  Dirigir la Guardia Civil parece que lleve implícita cierta dosis de catetismo,cuando no de adjetivos peores.  No voy a relamerme en el extinto Roldan,pero lo cierto es que el nombramiento de Arsenio Fernandez de Mesa roza lo esperpentico, cuando no lo minimamente plausible.
    Cierto es que anda un tanto escaso en su curriculo,tal vez demasiado abultado en cursillos y otras pequeñas cosillas,pero al menos parece que son de verdad;bueno que asistio a ellos, pero siguiendolos de cerca apenas oteamos que puedan servir como preparación para asumir dicho puesto;salvo claro está a que se significa por ser fierl al jefe,es decir,a Rajoy.
     Y es que aquí en Galicia siempre apostamos por que acabaría con sus huesos en la carcel.  Es cierto que pecamos de ilusos o de mala leche,que no siempre es fácil discernir.  Lo que sí todavía nos acordamos son de sus "perlas" mientras era Delegado del Gobierno en Galicia durante el desastre del Prestige.  Algunas de ellas celebres:
   "Probablemente el fuel no toque la costa gallega " (Arsenio Fernández de Mesa. Delegado del Gobierno. 14 de noviembre)
“El petrolero pudo perder entre 3.000 y 4.000 toneladas de fuel". (Arsenio Fernández de Mesa. Delegado del Gobierno en Galicia.19 de noviembre)
"Hay una cifra clara, y es que la cantidad que se ha vertido no se sabe" (Arsenio Fdez. de Mesa, Delegado del Gobierno en Galicia. 21 de noviembre21/11/02).
    Ya había anunciado que eran solo algunas,que siempre hay que guardar para mejores tiempos.   En fin.  Que si a este desastre de ejecutivo,le añadimos su escasa preparación,no quiero ni pensar lo que nos espera al frente de la Guardia Civil.  Y lo peor de todo es que su retrato pasará a engrosar alguna pared de algun palacio.  Para la posteridad.
    Mi querido Arsenio,a  llegadoVd.  lejos, mas de lo que la mayoría de los gallegos entreveian en sus peores pesadillas.
    Que Vd. lo desempeñe bien que ya casi todos estamos confesados ante la torpeza.