viernes, 25 de febrero de 2011

La Protesta es Maleducada.

    Como decía en el anterior artículo,de manera gráfica y un tanto descriptiva, "la protesta es maleducada".   Y no podría ser de otra manera. Cuando lo hacemos aun en la vida cotidiana y por cualquier causa,incluso las mas tenues, lo hacemos contra algo o alguién; y ese algo lo podemos compeler como "poder" como lo establecido; como lo que se viene haciendo y,por tanto,se debe entender como lo que está bien realizado.  Por tanto, al salirnos del cauce esto choca contra lo correcto.   Cuando vmos las protestas actuales en el Extremo Oriente,en una Huelga General o,para ser mas extenso,cuando analizamos las protestas del Mayo del 68, la primera impresión que obtenemos es: Caos,violencia,desorden...
    Dependiendo de nuestra situación o extracto socio-político podemos llegar a comprender e interpretar lo que vemos; incluso podemos tomar partido por una u otra parte en conflicto;podemos también pasar sobre ello con un manto de indiferencia claro,pero aquel poso de alteración de lo cotidiano,del desorden, quedará impregnado en nosotros.   Y es que las revoluciones o los cambios de terciopelo no suelen ser frecuentes;tampoco aquellas transiciones políticas basadas en el respeto hacia ls ansias del pueblo.  Acontece sí,trasmisiones de poder que respetan el estatus quo pero es obvio que esto no es lo que se plantea.    Las mayores trasformaciones vienen precedidas de violencia,de brusquedad,de radicalidad.
    En nuestras sociedades lo que pretendemos la mayoría de las veces y por la mayoría de sus componentes son pequeñas trasformaciones del orden dado; ya compelan estas a cambios políticos, economicos,jurídicos, sociales o morales.   Pero para que esto acontezca los pasos dados vienen condicionados por el tiempo,por un largo tiempo donde aquellas ideas han ido germinando; claro que otras veces,la originalidad de un alguien prominente, es capaz de introducir aquellos cambios de manera aceptable y reconocible,pero suelen ser excepciones.   La mayoría de las veces aquellas trasformaciones realizadas por y desde el poder son simples lavado de cara que no trasforman a la sociedad ni,por asomo,lo intentan  o iban en su raíz.  Por tanto,la presión social es posible y aceptable siempre y cuando esta sea amplia,como base,pero escasa en sus efectos políticos.   Y estos comportamientos son asumidos e incluso fomentados por los dirigentes al obtener amplios réditos de ello;el primero en no mostrar un enfrentamiento hacia la sociedad y,el segundo,no dar la sensación de intransigencia.
    La permanencia en el poder es un bien perteneciente a las clases dominantes que en palabras Lampudesianas podríamos decir: permite el cambio para que todo siga igual.


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