domingo, 27 de febrero de 2011

Margarita Barrientos.

   Hay ciertas cosas que pueden soslayarse,que pueden ser alojadas en un rincón,para que permitan a otras brillar con toda su amplia intensidad. Una de estas cosas es anunciarles a vds. que Margarita es argentina,madre de diez hijos y abuela; que es pobre,desde siempre,que su marido es un lisiado por accidente de trabajo o que su salud no es del todo lo satisfactoria que ella misma deseara.
   Pero lo verdaderamente importante es que en 1996 puso en marcha una obra que marcaría para siempre el presente y el futuro de cientos de niños y jóvenes de “Los Piletones”ubicado en el barrio porteño de Villa Soldati,lugar repleto de las mas insalubres condiciones.  A dia de hoy,aquello que nacio como un simple esfuerzo para dar de comer de forma solidaria a los suyos y a los demas a base de un esfuerzo personal a llegado a dia de hoy alimentando a mas de 1800 persona. Da asistencia médica;aporta asesoramiento,crea conocimiento en diminutos talleres;estas y otras labores como la farmacia comunitaria o la guardería son solo algunos avances que este matrimonio con la sola ayuda de una solidaridad bien entendida a logrado imponer en aquel barrio avandonado de la gracia de dios.
   El mencionar lo divino no es gratuito.  Margarita manifiesta una Fé en Dios inquebrantable pero desprecia a la Iglesia.  Una iglesia que le mostró su cara mas abyecta al negarle la más mínima aportación a su esfuerzo,como si fuese una competidora desleal,en ese campo ingrato que es la pobreza y la miseria.
     Alguno de Vds. estarán pensando y será lícito en los poderes públicos o las ONG's.   Pero no deben olvidar que existen ciertos lugares,ciertos arrabales que no aportan votos y esto,amigos mios,es crucial cuando no fundamental para entender ciertas cosas y ciertos comportamientos.   Cuando contemplamos lugares tales surge en nosotros ciertas preguntas irresolutas;ciertas escenas que creíamos pertenecían a tiempos pasados,a épocas feudales,a tiempos inmemoriales.   Pero no, están en nuestras ciudades,en nuestros arrabales,incluso en nuestros actos.   Porque muchas veces vivimos de espaldas a la realidad; una realidad que es cruda pero es eso: real.
    La obra de esta mujer es ingente; como la de tantos hombres y mujeres anónimas que pululan en nuestro derredor y que merecen,esperan,no solo nuestro apoyo sino también nuestro aliento.  A veces es suficiente.
   Sean Vds. felices y,de cuando en vez,abran los ojos a la realidad.  Los hará sentir mas vivos,mas libres,mas felices. Que no es poco.

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