Solemos llevar en nuestros adentros un algo de inmesericorde estima que suele producirnos pequeñas rozaduras hasta llegar a lacerante llaga;pero esto no es un mal propio de los españoles,antes bien,le suele ocurrir a todos aquellos pueblos con la autoestima a ras del suelo.
A los portugueses les suele ocurrir lo mismo y con mas frecuencia; es cierto que nos une a ellos algo más que una apenada melancolía y esto,lejos de hacernos mirar mas hacia nuestros adentros, nos suele arrojar al profundo pozo de la incomprensión sideral. No suelo retener la frase que compele esta actitud en el alma portuguesa,pero los españoles solemos mentar,de sólito,aquello de que somos más papistas que el Papa o a los sumo que seguimos siendo "quijotes".
Dos breves reseñas. Ayer sonó el hinno italiano en el podium de Laguna Seca,Mundial de GP,y hace unos años,en la entrega del Tour todos pudimos oir el hinno danes. Contador,por cierto,lanzó una sonora carcajada de alivio no solo cuando escuchó su hinno sino también por haber alcanzado,al fin,su tercer triunfo; pues bien, estas dos meteduras de pata se han dado en dos naciones que,a los ojos de los españoles, son la avanzadilla mundial del buen hacer o del buen gusto,esto último con cierta ironía claro. Y todos allí,tan panchos. Ya es hora de que nos riamos a mandíbula ancha de estos aconteceres. Sin traba alguna. No ya solo es evidente que estamos arrasando en lo deportivo,que lo estamos,sino que,además,damos muestras de un buen saber hacer. Algunos dirán que ya es hora; pues sí,ya es hora,pero la realidad es que lo estamos haciendo y ademas con nota. Con nota alta para que se enteren los franceses,los americanos y el resto del mundo. Ahora solo falta que lo hagan algunos por estos lares. Que falta hace no solo por la autoestima sino porque además es de justicia.
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