S. Hawking afirma en su último libro que el Big Bang fue producto y consecuencia de la física creando el mundo de la Nada.
Es cierto que desde hace mucho tiempo sentencias de ésta índole vienen siendo,cada vez con más frecuencia y relevancia,puestas en valor por una comunidad cada vez más alejada de postulados dogmáticos y arcaizantes. El pensamiento científico,las mentes libres de aquellos postulados,han ido ganando pequeñas batallas al emjambre social donde vivían ancladas posiciones tales basadas en algo tan ignoto,indefinido y obstruso como la Fé.
Bien es cierto que el concepto de Dios como ente creador es fascinante; también lo es que gracias a él,como idea, se han divulgado infindad de buenas teorías,de buenos pensamientos,mejores obras e ingentes dosis de espiritualidad. Todas estas buenas razones no acalla la verosimilidad que la incuestionable verdad de los hechos científicos nos aporta. Cada vez somos mas los que formamos una amplia y extensa parcela que ya no cohabita en los Paraninfos o en reductos elitistas, sino que esta verdad ha saltado hacia el exterior, inundando un amplio espectro social dejando al descubierto que nuestra existencia es más producto de graciosas casualidades físicas o de paradojas inverosimiles que de una labor divina; y esto,aunque le pese a mas de uno,no es una cuestión de Fé. ¿O sí?
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