domingo, 19 de septiembre de 2010

¡A la Mierda!


Cuando un personaje como J.A. Labordeta nos deja sentimos un poso amargo,repleto de tristeza,que nos recuerda lo efímero de nuestras propias vidas. Tras este instante de fugaz melancolía resurge en todos nosotros una leve sonrisa al comprender que los trazos gruesos de aquella vida a cumplido con creces todo lo que en el fondo aspiraba. Y es que el vivir,el vivir con plenitud, es la maxima aspiración del ser humano y esto Labordeta lo ha cumplido con crecces.
Hombre de convicciones,amigo de sus amigos,fiel en el compromiso,resolutivo en sus apreciaciones,siempre lo dio todo por aquello en lo cual creía. Su faceta pública trascendia con cierta facilidad por la amabilidad en el trato,sin oropeles ni grandes muestras de superioridad que pudieran confundir al prójimo. Era uno mas,era el amigo fiel al cual acudir;era aquel personaje que escuchaba y que se identificaba con los problemas del dia a dia,de la gente del común,de las gentes del camino.
Ponia letra a la naturaleza y música a los hombres; entre ambas hacía que todo fuese mas sencillo,mas simple,mas humano. Tenía corazón. Sentía. Aspiraba a un mundo mejor. Amaba la tierra,a cualquier tierra sin importarle el idioma o las fronteras que los hombres marcaban con sinrazón. Era aragones sí; pero ante todo era un hombre de compromiso y eso no tiene pasaporte.
Había señalado que aquella expresión del encabezado debería figurar en su epitafio. Ignoro si habrán acatado su deseo; desde aquí,al menos,lo hacemos no ya solo como homenaje postumo sino como reivindicación válida.
Adios sentido amigo.

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