jueves, 9 de septiembre de 2010

Fidel Castro


Deben ser las raices gallegas que compartimos pero entiendo perfectamente este arranque de sinceridad --tardía-- del Comandante. Sus últimas declaraciones a un medio americano no solo dejaron estupefacto a éste,sino a medio mundo que,aunque ya se han difundido con profusión abundante,aun no han sido digeridas politicamente como se merecen. Y es que el transfondo no es baladí; Fidel sabe que sus dias están contados,más que el de cualquiera de nosotros,y que su herencia a de ser administrada al menos un espacio de tiempo por su hermano antes que la descomposición del régimen se diluya como el agua por entre los dedos. Han visto el ascenso imparable de China y,miran no sin cierta desconfianza,como sus antiguos sostenedores,los rusos,dan cada vez pasos de gigante hacia el sistema capitalista sin que por ello el infierno estalle de incomprensión y,mientras tanto,su isla se va deteriorando a pasos agigantados e imparables. El mas que nadie sabe que dentro de sus filas hay,y habrá,gentes duras e inflexibles y es por eso que intenta allanar un camino que vé como irreemplazable a medio plazo.
Vencer esas resistencias sería fácil estando él,pero su hermano no goza de las dotes políticas que el comandante atesora,ni de los fervores que solo él inspira,por no hablar de los temores que despide su presencia. Son mas de 50 años de mano dura y ferreo control. Pero el tiempo se agota y su Revolución también. Es díficil admitirlo,pero con estas palabras dichas para sí mismo,admite que todo,o casi todo ha sido un gran e inmenso error. Ha sido prisionero de su terquedad. Como todo buen gallego,supongo.
Las raices lo son todo,casi siempre.

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